Entra la obra más reciente del estudio de Creus e Carrasco destacan un conjunto de ellas que tienen varias características en común. Son intervenciones de pequeña escala, de predominio rural, con exquisito detalle y hábil despliegue espacial. Pero sobre todo, son intervenciones en arquitectura ya existente. Factor este último que les obliga a crear piezas ceñidas a los límites preexistentes. Como un buen vestido ceñido al cuerpo. Arquitectura haute couture
En la casa de La Paloma (1994-97) se resuelve con la imagen romántica de un mueble de madera que germina desde el centro de la ruina y cuya ramificación en altura alberga y distribuye el todo espacio interno. Por su parte, su Estudio en la calle Tinajas (2004-06) se origina a partir de una concatenación espacial en torno a un recorrido escalar que te dirige hacia el cielo. Un recorrido que vuelve a ser protagonista en la casa en Louro (2007-) al desplegarse una rampa de forma perimetral aislando de este modo los espacios estanciales en el corazón de la vivienda. Mientras que el Hotel de Santiago de Compostela (2006-2009) resuelve con una espiral espacial en el zócalo y una democrática distribución en altura su complicada y delicada situación urbana.
Una situación totalmente opuesta a un Centro de Investigación de la Madera (2009) que resuelve con una gran pieza lineal excavada de madera situada entre dos forjados de un aparcamiento a modo de parte sustancial del sándwich. Y de forma parecida también es resuelta una casa en la Redonda (2009-12) a la que se añade un nuevo basamento excavado que marca la nueva línea de horizonte de sus diferentes usos y jerarquiza la nueva transición con los espacios exteriores.
¿Qué nuevas piezas deparará su próximo desfile?
Maqueta del mueble central de la Casa de La Paloma (1994-97)