El trampantojo, trampa ante ojo, es una técnica con la que se intenta engañar al espectador haciéndole ver algo que en realidad no lo es y que se basa sobre todo en el juego con las reglas de la perspectiva.

Una herramienta que se acabó convirtiendo en uno de los principales elementos del periodo barroco como demuestran obras tan importantes  como el Teatro Olímpico (1585) de Palladio y Scamozzi, la Galería del Palazzo Spada (1653) de Borromini o la Scala Regia (1663-66) de Bernini. Pero una técnica que a pesar de parecer propia del pasado ha sabido actualizarse para seguir todavía vigente en la arquitectura contemporánea.

Un claro ejemplo es el Cuartel de Bomberos (1991-93) que Zaha Hadid construyó en el complejo de la empresa  Vitra. Y es que la deformación de la perspectiva es por varios motivos una de las señas de identidad de la arquitecta iraní.

Una intención que ya se evidencia desde unos primeros croquis que descomponen el edificio en varios elementos lineales para que en su relación interna, retuerzan la perspectiva del conjunto de los mismos con el objeto de definir el resto del espacio del complejo fabril. Y es que el edificio se considera a sí mismo como una especie de escenografía cuyo fin es activar la calle principal del conjunto más que ofrecer una mera ocupación en el mismo. De ahí su interés por convertirse en un elemento al servicio de la perspectiva en lugar de ser un fin para la misma.

 Este uso del trampantojo no se resume únicamente al exterior sino que constituye una de las principales herramientas con las que configurar los espacios interiores. Prueba de ello es el comedor-cocina situado en la planta superior. Un lugar en el que todos los elementos están dispuestos para forzar la perspectiva. Desde la estrechez del espacio a la convergencia en la segunda terraza de los cuatro planos que configuran el espacio pasando por la mirada de todos los objetos orquestados o la unidireccionalidad de la luz natural y artificial.

Pero quizás es el espacio que muestra sin reservas el uso del trampantojo es el gimnasio situado en la planta baja. Un espacio configurado únicamente a partir de los cinco planos necesarios (suelo, techo, dos paredes laterales y una al fondo) por lo que importancia reside en este caso en su cuidada puesta en escena. Por ejemplo en la inclinación del muro lateral de hormigón que, junto a la diferencia cromática con sus planos adyacentes, provocan la perdida de sensación de verticalidad en los mismos. Pero sobre todo es interesante la sensación que transmite la apertura del gran ventanal en la pared opuesta. Un plano que al volver a unir el juego de su inclinación, en este caso curvado en el plano horizontal, con la ascendencia del alfeizar del ventanal provocan la extraña sensación de que es el plano del suelo el que no es horizontal.

Un edificio que no duda en utilizar técnicas del pasado aunque sea uno de los grandes iconos de la modernidad siempre y cuando éstas le sirvan para manifestar la idea de movimiento y agitación que toda estación de bomberos acaba teniendo durante su uso.

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Zaha Hadid Architects
Estación de Bomberos (1990-93)
Promotor: Vitra
Dirección: Charles-Eames-Str. 2 D-79576 Weil am Rhein (Alemania)
Mañana del 17 de abril de 2013